Por Carmen Montoliu
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29 de agosto de 2021
La entrada del niño en la escuela infantil supone para él un importante cambio. Y más ahora, por culpa del Covid-19, ya que muchos niños y niñas han visto limitadas sus relaciones con otros niños y familiares no directos. Implica la salida del entorno familiar donde el niño ocupa un papel determinado y que conoce, y la entrada en un nuevo entorno con gente y espacios desconocidos. ¿A quién no le produciría miedo una situación así? Por eso es importante ponerse en el lugar del niño y tratar esta situación con la mayor naturalidad. Nosotros, como adultos, sabemos que esta nueva experiencia para nuestro hijo es muy sana, y le va a permitir adquirir mayor autonomía y comenzar nuevas relaciones con otros niños. Es posible que durante este periodo puedan aparecer en el niño conductas de rechazo hacia el cole (llora al entrar, no quiere venir, etc). Debemos saber que estas son manifestaciones normales de este periodo y que si lo entendemos de una forma natural, estaremos ayudando al niño. Para sentirse cada vez más tranquilo, va a necesitar que le ofrezcamos una gran comprensión y ayuda, que no consiste en evitar sus sentimientos y conflictos, sino en entenderlos. Y que comprendáis que cada niño tiene un ritmo de adaptación personal que hay que respetar. Cuando hablamos de la separación niño-familia, entendemos que no sólo se adapta el niño, sino que los padres van a tener que adaptarse también. Ya que nosotros también podremos tener nuestros miedos ante esta nueva situación. Para ello, debemos confiar en las profesionales que van a cuidar a nuestro hijo y formar equipo familia-escuela. Si tenemos cualquier duda, consultarles. ¿Cómo podemos ayudar a nuestro hijo? • La actitud de los padres/madres ante esta nueva situación es fundamental. Hemos de dejar a un lado la inseguridad, la duda o la culpabilidad. Somos los adultos y debemos transmitirle seguridad a nuestro hijo. No olvidemos que somos su modelo y lo más importante de su vida. Si nos mostramos inseguros o temerosos ante él, le estaremos transmitiendo que quizá el sitio donde se va a quedar, el cole, no debe ser del todo bueno. ¿No queremos eso, verdad? • Siempre nos despediremos de él: dándole un beso, diciéndole lo mucho que le queremos, y diciéndole cuándo vendremos a recogerle. Si desaparecemos de repente, solo haremos que aumente su angustia y estrés. • Cuando lo dejemos en el cole es fundamental no alargar la despedida: decir adiós con seguridad y alegría. Es importante que no sienta que la marcha de los padres/madres es opcional, o que si protesta con fuerza impedirá que se vayan y lo dejen. • Dejaremos que el niño lleve, si así lo desea, su juguete favorito, algo que le sea familiar y le mantenga unido con su hogar. • No es un buen momento para introducir más cambios en la vida del niño (quitar pañales, cambio de habitación...) Será conveniente esperar a que supere el proceso de adaptación. • Evitar al recogerle frases como “ay, pobrecito, que le hemos dejado solito”, “qué te han hecho?” Solo le están transmitiendo inseguridad y dolor. • Puede que el niño, en el reencuentro con los padres llore o muestre indiferencia. Son manifestaciones normales, y que no deben angustiarnos. Poco a poco, si no le damos importancia, se irá relajando. Pensad que esta etapa de adaptación, tiene un principio y un fin. Simplemente, necesitará un poco de tiempo y vuestro acompañamiento amoroso.